Que pena que sigamos cometiendo los mismos errores. Una y otra vez. Como si se tratase de un ritual semanal.Nos equivocamos más de lo que creemos diariamente. Pero nos auto compadecemos de nuestros errores, cuando lo único que hay que hacer es intentar cometer menos. Los errores son como la muerte, que cuando ocurren ya no hay marcha atrás. Te marcan. Te condicionan para el resto de tu vida.Lo único bueno que tienen los errores es, que a la vez que nos joden la vida, nos enseñan la verdad de la misma: aprendemos de nuestros errores, porque aunque no lo notemos crecemos con ellos.
Pero es una pena. No podemos desperdiciar ni un día quejándonos por lo que no hicimos, o dijimos o queremos hacer pero no podemos. Tenemos que despertar por la mañana, mirarnos en el espejo y sonreír porque estamos vivos, porque no es tarde para nada: todo lo que te propongas puedes conseguirlo, solo tienes que comenzar a andar, a caminar ese camino, para alcanzar esa meta que tanto anhelas conseguir.A veces no quejamos porque el amor nos ha dejado secuelas, porque él nos dejó, y lo seguíamos queriendo, porque se fue con otro, o porque en realidad nunca nos quiso: porque te engañó.¿Por qué no pensamos en lo bello que fue amar en vez de en el veneno que nos dejó?.Porque ese veneno desaparece cuando se termina el rencor y los malos pensamientos.
Si él no te quiso, él se lo perdió.Tu corazón se volverá a abrir desde que tú abras los ojos y veas a esa persona, que tiene otro cuerpo, otro rostro, otro corazón. Verás a esa persona que se muere por compartir un trocito de su vida contigo (o muchos trocitos).Sí, estoy hablando de que nunca tienes que cerrar las puertas al amor. Porque amar y ser amado es lo más bonito de este mundo. Y todos necesitamos el amor para vivir. Todos necesitamos sentirnos queridos y necesitados.Todos necesitamos compartir nuestra vida y nuestros sueños con alguien.
(wua me fui en la vola!!! jajaja)
jueves, 17 de enero de 2008
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